UNA
PATRIA INTERIOR: EL SUR DEL QUINDÍO
El sur es un estado
de ánimo. Una nostalgia geográfica que guardamos, cuando estamos lejos de la
tierra amada. Volvemos a sus recuerdos para recuperar esas sensaciones
primigenias que nos habitan. Esa saudade o añoranza por volver a pisar los
caminos más primitivos y habitar verdes lugares, permanecerá por siempre en
nuestra alma.
Un café montañero, una comida campesina, un viento cálido, un rumor de río en la mañana, un vuelo de garzas en la tarde, un amanecer de neblinas, un bote que se desplaza por el agua; son apenas algunas sensaciones que nos esperan en esta ruta de patrimonios naturales y aventuras.
Esta ruta de
naturaleza viva, bordea la cordillera central. Por una cómoda carretera,
admiramos estas montañas azules, salpicadas de neblinas y leves lloviznas. En
sus altos picos se perciben bosques primarios. En las partes bajas los surcos
de café crean un contraste único entre los hombres y el campo.
El paraíso de los
verdes. Todos sus matices los encontramos aquí. La fusión de los elementos
naturales, prodigó una tierra de contrastes, donde se funden las formas y
paisajes más indeterminados. Allí encontramos plantaciones de café y plátano,
pequeñas parcelas campesinas con diversos cultivos, extensas zonas ganaderas,
cultivos de cítricos y cálidos guaduales que bordean las innumerables fuentes y
ríos que vienen desde los páramos de la cordillera. Tierra de esencias. Olores
de tierra húmeda, sonar de aguas, sabor a un café caliente en una taza
campesina, Sonidos y olores primigenios que aún permanecen para quienes deseen
despojarse de la pesadez de la ciudad y quieran volver a compartir las cosas
bellas y sencillas.
Desde la salida de
Calarcá encontramos El Jardín Botánico del Quindío. Más de seiscientas especies
vegetales, su sendero ecológico, observatorio de aves y su único mariposario.
Un encuentro con el patrimonio natural del departamento.
Seguimos
descendiendo hacia la vereda La bella,
lugar donde habitó el poeta Baudilio Montoya. Sus estancias y fincas camineras
nos permitirán conocer de cerca la arquitectura de la colonización antioqueña.
Aquella fusión de barro, guadua, teja e imaginación colonizadora; configuró una
manera particular construcción regional.
Al ir descendiendo
a las planicies del Quindío, el paisaje se hace más extenso y cálido. Amplias
tierras ganaderas son atravesadas por frescas quebradas ríos. Grandes samanes y
ceibas decoran el paisaje. En Barragán podemos realizar cabalgatas y caminatas
por estos pequeños valles y apreciar la fauna de la región, entre la que se
destacan los monos aulladores.
Esta ruta quindiana
está acompañada siempre por ríos y arroyos que
nacen en las altas montañas de los municipios cordilleranos del sur del
Quindío. Río Verde, Río Rojo, Río Lejos, Río Barragán, son nombres que han
modelado la orografía de esta región. Alguna vez estuvieron atravesados por los
famosos puentes de arriería, de los que sólo quedan historias en las voces de
los personas mayores de la región.
En los últimos
años, pequeñas empresas familiares ofrecen servicios seguros de canotaje y
kayak para los turistas. Viajes de adrenalina y nuevas sensaciones. Una de las
rutas para esta actividad de aventura es la que se realiza por el Río Barragán,
desde la vía a Génova. Allí entre estrechos cañones y rápidos, hasta de nivel
cuatro, navegamos en cómodos botes inflables. Otra De las rutas, pero sólo para
experimentados, es la que se realiza desde el río Lejos.
Viajar no son sólo
paisajes y lugares. También es degustar los encantos y sabores de un lugar. El
Quindío, poco a poco ha ido cualificando una gastronomía singular. Ésta es la
Influencia y la fusión de las culturas
que han confluido en los procesos de colonización quindiana: La paisa, la
tolimense, la cundiboyancense, la valluna y la caucana. Estos hijos de
colonizadores han adaptado las herencias raizales de sus platos y los han
mezclado con los nuestros.
En típicas cocinas
con fogones de leña, las hábiles manos le dan sazón y forma a estos gustos
culinarios, que cada fin de semana atraen a visitantes de las ciudades
cercanas. Entre ollas de barro, cucharas de palo, especias nativas y el fuego vegetal se le va
dando de cocción y el punto a estas delicias.
En cada uno de
nosotros permanece un sentido original que nos lleva a buscar en los rústicos
sabores de nuestras tradiciones. En lo más profundo de nuestra alma hay un
espíritu errante que nos lleva hacia los caminos y degustar sus esencias.
Más allá de parques
temáticos y sitios convencionales, vale la pena aventurarnos por nuevas
experiencias y sensaciones. La búsqueda de los viajeros contemporáneos se
enfoca a experiencias naturales y ricas en cultura tradicional. Gozar de la
gastronomía, el paisaje, la arquitectura y la cultura tradicional, son los
encantos del sur del Departamento. Bienvenidos a las esencias campesinas.
CARLOS FERNANDO GUTIÉRREZ TRUJILO. Docente y
Escritor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario